Hace tiempo hubo una gran sequia en mi ciudad, un grupo de hermanos se reunieron para pedirle a Dios que mandara lluvia porque la situación estaba cada vez más delicada, para asombro de todos en esa reunión llego la hermana Villanueva con una sombrilla, que grande lección se aprendió ese día, debemos de pedir con fe no dudando.
Recordemos que la hoja del árbol no se mueve sin la voluntad de Dios, y lo que mueve la voluntad de Dios es la oración de los justos que obrando eficazmente puede mucho.
Orad sin cesar.
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