F. M. Lehman vivió en California y trabajó en la ciudad de Pasadena empacando frutas. A causa de problemas económicos había perdido todo y ahora estaba empleado en el duro trabajo manual de levantar y mover tanto peso como treinta toneladas de naranjas y limones al día, las cuales eran empacadas en aquel entonces dentro de canastas que eran transportadas por barco. Se podría decir que aquel no sería un lugar apropiado para animar a alguien a hacer algo artístico ni mucho menos componer himnos. El Sr. Lehman era un cristiano que se regocijaba en su salvación. Cierto domingo en la noche, después de escuchar un sermón acerca del amor de Dios, le costaba mucho contener su emoción, de hecho, hasta el punto que le fue difícil dormir. Aun en la mañana siguiente, mientras estaba desayunando, la emoción de la noche anterior no le había dejado y en su viaje al trabajo empezó a componer un himno, con “El amor de Dios” como tema principal. En esos días, las naranjas y los limones se empa