Fuente:
http://www.aurora-israel.co.il/articulos/israel/Nacional/46940/
Arqueólogos israelíes han descubierto un depósito de agua del período del Primer Templo de Jerusalén que arroja luz sobre los modos y usos de la vida en la ciudad santa hace unos 2.500 años.
Hallado a los pies del Muro Occidental de la explanada donde se alzaba el templo, conocido como de los Lamentos, el depósito recibía el agua desde el estanque de Siloé, a unos cientos de metros fuera de las murallas, informó la Dirección de Antigüedades de Israel.
"Está absolutamente claro ahora que Jerusalén no se abastecía de agua únicamente del manantial de Gihón, sino que tenía otros recursos de uso público", afirma en un comunicado el arqueólogo Eli Shokrón, que dirige el proyecto en nombre de la Dirección de Antigüedades.
El hallazgo consiste en una cavidad meticulosamente tallada en la roca, y su existencia fue revelada hoy con motivo de una conferencia internacional en la llamada Ciudad de David, a unos cientos de metros.
Por su proximidad al templo, los expertos creen que el agua era empleada para el consumo diario en el santuario judío, así como por los peregrinos que debían purificarse, antes de subir, en el baño ritual o "mikve".
La estructura habría sido abandonada a raíz de la ampliación hacia el oeste de la explanada sobre la que se alzaba el templo en el siglo I a. C.
Los arqueólogos dieron con él mientras investigaban el sistema de drenaje en esa parte baja de la ciudad durante el período más tardío del Segundo Templo (siglos V a.C. a II d.C.).
"Cuando excavábamos debajo del suelo de uno de los canales de drenaje se abrió una pequeña brecha en la roca que nos condujo hasta el gran depósito", agrega el arqueólogo.
El agua llegaba a través de un acueducto subterráneo que lo conectaba con el estanque de Siloé, en un recorrido por la parte baja de un valle paralelo de norte a sur a la explanada del templo.
El historiador judeo-romano Flavio Josefo menciona este valle en una de sus obras por el nombre griego de "Tyropoeon" o "Valle de los Queseros", según la interpretación más común.
El depósito, que tiene a su alrededor dos pequeñas cisternas, posee una capacidad de 250 metros cúbicos y, en caso de confirmarse su fecha de construcción, sería el más grande encontrado hasta ahora de aquella época.
Los arqueólogos han determinado su fecha de acuerdo por la forma de la cavidad y el tipo de yeso amarillento empleado en las paredes, "similar al descubierto en otras construcciones de ese período (..) en la zona de Bet Shemesh", asegura el también arqueólogo Tzvika Tsur.
"Además, podemos ver las huellas de las manos de los escayolistas cuando terminaban el trabajo, como en los depósitos descubiertos en los yacimientos de Tel Sheva, Tel Arad y Tel Bet Shemesh", agrega.
Una teoría que rebate la ONG israelí Emek Shavé (Punto medio), en la que milita un grupo de arqueólogos de izquierda, que hoy denunció que la interpretación de su fecha tiene "motivaciones políticas" y está destinada a reforzar la reivindicación israelí sobre la parte oriental de Jerusalén.
"Nosotros no decimos en ningún momento que no hubiera una presencia judía en la antigua Jerusalén, lo que pedimos es mayor rigor científico a la hora de hacer un anuncio de este tipo", dijo en declaraciones Yonatán Mizrahi, miembro de la organización que, como arqueólogo, disputa la fecha del hallazgo.
Según él, "no ha habido una excavación del lugar desde la superficie hacia abajo como para conocer todos los estratos y concluir fehacientemente su fecha, ni se han expuesto restos de cerámica ni de otros tipos".
"Cualquier estudiante de primer año de arqueología sabe perfectamente que el yeso no sirve para la medición del tiempo, ni tampoco el llegar a una cavidad a través de un túnel", asegura.
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